. El cerdo
doméstico adulto tiene un cuerpo pesado y redondeado, hocico comparativamente
largo y flexible, patas cortas con pezuñas (cuatro dedos) y una cola corta. La
piel, gruesa pero sensible, está cubierta en parte de ásperas cerdas y exhibe
una amplia variedad de colores y dibujos. A pesar de su apariencia son animales
ágiles, rápidos e inteligentes.
Adaptados
para la producción de carne, dado que crecen y maduran con rapidez, tienen un
período de gestación corto, de unos 114 días, y pueden tener camadas muy
numerosas. Son herbívoros en estado salvaje porque tienen una mandíbula preparada
para vegetales. En su domesticación son omnívoros y se les da también carne,
siempre picada, pero consumen una gran variedad de vegetales y restos orgánicos
que contengan proteínas.
En países
subdesarrollados, donde las condiciones higiénicas en la crianza y/o forma de
alimentación pueden no ser siempre las adecuadas, los cerdos pueden ser
portadores de parásitos como Trichinella, causante de la triquinosis,4 Taenia,
o bacterias como Salmonella, Staphylococcus aureus, Listeria monocytogenes, y
cepas patógenas de Escherichia coli, todas peligrosas para el ser humano. Por
tal motivo, es importante consumir su carne siempre bien cocida, ya que el
calor ayuda a destruir todo tipo de microorganismos.
Además de la
carne, del cerdo también se aprovechan la piel (cuero) para hacer maletas,
calzado y guantes, y las cerdas para confeccionar cepillos. Son también fuente
primaria de grasa comestible saturada, aunque, en la actualidad, se prefieren
las razas que producen carne magra. Además, proporcionan materia prima de
calidad para la elaboración del jamón.
En libertad
los cerdos pueden llegar a vivir de 10 a 15 años
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