El cerdo se
cría en condiciones de explotación más intensiva que el ganado vacuno y las
ovejas. Las empresas dedicadas a ello pertenecen a tres grandes grupos:
producción de ganado reproductor de pura sangre, producción de cerdos para la
alimentación y crianza y producción de cerdos de carne para su venta y matanza.
Algunos productores desempeñan las tres actividades y han construido grandes
habitáculos donde pueden parir cientos de cerdas.
La producción
intensiva requiere una gestión experta y la cooperación de varios especialistas
diferentes, como cirujanos veterinarios y dietistas. Los costes de alimentación
representan un 75% de los gastos totales de producción, por lo que una
selección meticulosa de los alimentos en función de su valor nutritivo y su economía
es importante. También es importante controlar otros muchos elementos cuando se
crían cerdos en condiciones de confinamiento. Las crías recién nacidas son
enormemente sensibles al frío. Además, el cerdo no tiene glándulas sudoríparas,
por lo que los animales de gran tamaño deben disponer de medios para mantenerse
frescos en entornos cálidos. Una ventilación apropiada elimina los gases
tóxicos, sobre todo hidrógeno y amoníaco, procedentes de los productos de
desecho. A cada animal se le asigna un espacio limitado que oscila
aproximadamente entre 0,3 m2 para los cerdos jóvenes y 1,4 m2 para las cerdas
reproductoras.
En
condiciones de confinamiento, las enfermedades se combaten por medio de la
vacunación, el control de los vectores de enfermedades, los antibióticos y, en
algunos casos, la eliminación de los animales enfermos. Los compuestos capaces
de controlar el ciclo reproductor, la duración del periodo de gestación y la
planificación de los partos han hecho posible controlar la cría y la reproducción
para minimizar la necesidad de mano de obra durante los fines de semana, cuando
los salarios resultan más costosos.
DERIVADOS
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